Uno de los momentos más felices de este verano, tras la larga pandenia, pudiera ser la llegada a cualquier playa de nuestro litoral, con el fin de disfrutar de unos merecidos días de descanso, tras un largo curso lleno de incertidumbre, cansancio, dudas y vaivenes. También para aquellas personas inmigrantes que sueñan con llegar a Europa, debe ser un momento para el recuerdo el la llegada a cualquier playa. Se enfrentan al miedo y a la muerte en su viaje, saben que no todos llegarán a verla. Las políticas migratorias hacen no detienen el flujo, sólo lo hacen más peligroso. No podemos cambiar ni las circunstancias, ni las motivaciones que ocasionan las migraciones, pero en nuestra mano está decidir el futuro de aquellos que sí pueden contarlo.
Hay que hablar de pandemia
Uno a veces desea olvidar el sufrimiento, es normal, sin embargo hay que hablar de ello para comprender y entender.
Hace alrededor de un año, el Sindicato de Trabajadores de la Calle, conocido como el ‘Sindicato Top Manta’, que aglutina en su mayoría inmigrantes ilegales de Barcelona, estaba cosiendo improvisadas mascarillas para los sanitarios locales debido a la escasez inicial de insumos en la primera ola de la pandemia. Al mismo tiempo, no muy lejos de allí temporeros inmigrantes dormían en las calles o en chabolas mientras la población no podía salir de su casa, no podían echarlos, los necesitaban para recoger la fruta y verdura que se consumen a diario, esperaban una regularización como las que PP o PSOE realizó en décadas pasadas, pero no llegaría, el miedo a los partidos que apoyan abiertamente la xenofobia lo impide. Diame Malab resumía así la pandemia entre los inmigrantes*:
—En Top Manta somos una familia. (…)Nuestros familiares de sangre están en África, pero nuestros familiares de convivencia son los europeos. Lo que les afecta a ellos, nos afecta a nosotros. Estamos colaborando, haciendo mascarillas y batas. No tenemos recursos para regalar, pero tenemos nuestra fuerza**.
Tras la crisis global del covid, estamos viendo visto como los inmigrantes retoman los caminos, las barcas y riesgos cada vez mayores por la amenaza de una Europa cerrada, que genera crisis migratorias en las fronteras con áfrica, luego de su implicación en la desestabilización de la zona.
Como otros tantos ciudadanos nacionales, los inmigrantes hicieron lo que pudieron durante este difícil año pasado, y al final les quedó lo mismo, esa imagen de la playa como esperanza no alcanzada. Todos queremos decir adiós al año de la pandemia, pero también tener un motivo positivo para recordarlo, es por eso, que este curso el 0,7% de todos los servicios que has contratado con Woene han sido donados a la entidad ‘SOS RACISMO’ que desde 1995 apoya una visión de una sociedad multicultural, diversa y rica, y denuncia los excesos de políticas que pretenden negar la realidad de los ciudadanos del mundo.
Este pasado año hemos colaborado con el Centro de Atención al Inmigrante del Ayuntamiento de Valladolid en una campaña enfocada en la convivencia multicultural, donde ponemos el valor en el enriquecimiento de la ciudadania con las aportaciones de otras culturas. También tuvimos la suerte que nos concedieron una mención en los prestigiosos premios al packaging ibérico ARCA 2020 en su modalidad de eco-envasado, porque el problema del calentamiento global, como el de las migraciones, sólo puede afrontarse desde una visión globalizada del mundo.
Debemos comenzar a acostumbrarnos a ver la otra orilla de la playa, que también es la nuestra.
*Información de artículos revista 5W (esenciales pero discriminados, de Agus Morales, Anna Surinyach, Maribel Izcue, Nicolás Castellano, Pablo Tosco, Xabier Aldecoa), El país (Jornaleros de la Pandemia, de Guillermo Abril)
**Extracto del articulo ‘con la puras manos’ de Agus Morales en revista 5W